Se utilizan para limpieza superficial sin dañar la superficie ni remover excesivamente el material base. Son ideales para eliminar recubrimientos, óxidos ligeros, pinturas viejas y para trabajos decorativos o de desbaste liviano.
Poseen una estructura abierta y flexible que permite un acabado regular sin estrías ni rasguños. Su diseño facilita el control del desgaste y están libres de metales sensibles a la corrosión, lo que los hace seguros para trabajar sobre materiales delicados.
Aptos para trabajar sobre superficies metálicas, madera, plásticos y acero inoxidable. Se aplican en procesos de mantenimiento, preparación de superficies, limpieza industrial y acabados decorativos.
No se empastan con pintura ni partículas sólidas, lo que prolonga su vida útil. Son resistentes al agua y a los disolventes, pueden utilizarse en seco o mojado, y no generan chispas, lo que reduce riesgos en ambientes sensibles.